Vale la pena preguntarse si, más allá del poderoso mensaje “yo no importo, importan las decisiones que tomemos, importa tu familia y el país”, tal cosa es cierta. Es decir, si en su caso, como en el de otros muchos políticos o candidatos que obtuvieron su popularidad en el mundo de la televisión, el entretenimiento o el periodismo (no solo Trump, sino Reagan o XX), un presidente, y por extensión una figura pública, no es un icono. Indudablemente eso es incorrecto. Un presidente ES un icono y puede ser un ídolo para su sociedad. Aún cuando sea detestado, su cargo representa o simboliza algo mucho más amplio que la persona que lo encarna.Recordemos que un ídolo es un individuo o una cosa amada o admirada con exaltación, y que puede representar incluso un objeto de culto para una mayoría. Siendo así, más allá de la pretendida humildad del dicho de Zelenskyy, en efecto un Presidente puede ser un ídolo. El primer ejemplo es él mismo, con su proactiva y asertiva comunicación al enfrentar la agresión rusa con una extraordinaria estrategia narrativa que lo han llevado a recuperar la popularidad que lo catapultó al poder.
Como se sabe, Zelenskyy salta a la fama con un show televisivo, El Servidor del Pueblo, en el que un maestro de escuela, digamos un tipo normal, despotrica sobre la corrupción de los políticos con tal claridad que un video que graba se vuelve viral, a tal grado que el protagonista acaba siendo electo presidente de su país. En forma similar, como una gran ironía de la vida, Volodymyr Zelenskyy un actor cómico antes de ser presidente, se vuelve famoso gracias a dicho programa y, tras formar un nuevo partido con el nombre del propio show, gana las elecciones ucranianas en marzo de 2019 con el 73% de los votos, dejando en el camino al presidente hasta ese momento, Petró Poroshenko. La realidad superando a la ficción.
Hoy, la invasión rusa en Ucrania representa muchas cosas, entre ellas el más importante despliegue militar después de la Segunda Guerra Mundial, pero entre otras características, es una guerra plenamente del siglo XXI en la que presenciamos, a veces deslumbrados y otras azorados, el protagonismo de las nuevas formas de comunicación (digital, anárquica, en tiempo real, interactiva y amenazante por su velocidad) en la contienda. Porque sin duda lo que nos revela de manera aleccionadora, es cómo Zelenskyy, gracias a su dominio de la comunicación, va ganando la partida a un lento, rutinario y aburrido Vladimir Putin, quien ha desplegado una narrativa muy a su estilo acartonada, institucional y poco persuasiva.El conflicto en Ucrania es aún muy joven para saber cuál será el desenlace. Los expertos nos recuerdan que, lastimosamente, una guerra puede durar décadas. Pero hoy, aún a pocos días de los primeros disparos, podemos estar seguros de algo: la decisiva influencia de la comunicación para disputar y ganar una contienda moderna. Así como en las campañas electorales y de gobierno, en los despliegues militares del siglo XXI la comunicación es la principal arma del poder.Sergio Torres AvilaEs un estratega mexicano que se ha convertido en la referencia de su generación en la consultoría política. Su liderazgo, capacidad analítica e intuición lo han hecho merecedor, entre otros, del premio Rising Star de la revista Campaigns and Elections en Estados Unidos. Ha trabajado en campañas presidenciales, gubernamentales y legislativas, así como para gobiernos, en México, Colombia, Ecuador, Honduras, Panamá, Guatemala, Costa Rica y España. Como conferencista y articulista, destaca con una opinión analítica e informada de la realidad política y social. Ha sido reconocido como uno de los mejores estrategas del continente.
Comunicación, el arma del poder.
Más historias
Comunicación Social, con rostro de mujer; coordinadoras arañan paridad en México
JUNTOS POR LA PREVENCIÓN Y EL COMBATE A LOS INCENDIOS FORESTALES: MANOLO
LANZAN APOYOS PARA QUE PEQUEÑOS PRODUCTORES MEJOREN LA CALIDAD DE SU GANADO