Por Yassin Radilla@YassinRadillaConoce los elementos clave para que los resultados del próximo año no te confundan, con miras a 2024Sólo un escalón nos separa de las presidenciales de 2024: las jornadas electorales del Estado de México y Coahuila del próximo año. Ambos procesos son muy relevantes para comprender el clima político y social del país no sólo por su cercanía temporal, sino porque cuentan con aspectos que bien podrían convertir a ambos estados en laboratorios que podrían ofrecer información valiosa para redefinir, o cuando menos comprender, lo que sucederá al año siguiente, cuando la oposición busque sacar a Morena de Palacio Nacional.Para ofrecer un análisis completo, Campaigns & Elections entrevistó a los consultores Rafael Carreón, Antonio Roldán y Carlos Lorenzana, quienes a partir de los datos estadísticos y la opinión publicado dan luz de los posibles escenarios del próximo año y sus repercusiones en 2024.Independientemente de cuáles sean los resultados, estas elecciones influirán en el ánimo social y las decisiones que se políticas y electorales que tomarán los partidos, coinciden los especialistas.De entrada, ambas jornadas son interesantes pues se trata de los dos últimos bastiones que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) defenderá, donde no ha habido alternancia política en los gobiernos estatales y cuyas tradiciones priistas han sido referencia en cuanto a operación política para el resto del país. ¿Qué tanto de lo que suceda en EDOMEX y Coahuila sucederá en la elección presidencial de 2024? A continuación, la opinión de los expertos.La ciudadanía quiere castigo“En el pasado se podría decir que lo que va a suceder en 2023 sucederá al año siguiente. Hoy nuestra lectura es bastante diferente porque nuestro sistema político electoral es bastante diferente a lo que existía por ejemplo en 2017. La realidad en México es bastante diferente”, comentó Antonio Roldán, al desmentir la idea de que lo que suceda el siguiente año será calca de las campañas presidenciales de 2024.
Recordó que antes de 2018, cuando Andrés Manuel López Obrador ganó la presidencia de México, el sistema era representado por el PRI, Acción Nacional (PAN), el Partido Verde Ecologista de México, Nueva Alianza y el Partido de la Revolución Democrática (PRD). Morena apareció en este escenario como la opción antisistémica y de ahí el triunfo avasallador. Como en aquel entonces, continúa el especialista, en la ciudadanía predomina lo que denominan el estado de ánimo electoral antisistémico, que trae consigo un tema de castigo por la profunda y enorme frustración de las condiciones de vida, pasadas y presentes. Aunque en EDOMEX y Coahuila prevalece este sentimiento, resulta que Morena ahora también es gobierno -a través de alcaldes, curules y el propio Gobierno Federal-, es decir, para ambas poblaciones el partido del presidente ya tiene cuatro años como sistema. Carreón consideró que las jornadas de 2023 significan una suerte de laboratorio, aunque esto tenga un problema: que los resultados por sí mismos no dicen algo; si el priismo mexiquense no leyó bien los resultados de 2017, cuando Alfredo del Mazo ganó la gubernatura, su prueba de laboratorio está errada. “¿Por qué ganó? ¿Cuáles fueron los elementos que hicieron que sí ganara? ¿Qué debió corregir a partir de ahí? Probablemente dijeron ‘ganamos, México nos quiere, no hay nada que cambiar’ y esa conclusión equivocada del estudio de laboratorio de 2017 no trajo necesariamente consecuencias positivas más allá del triunfo. Termina siendo esta victoria pírrica, de pierdo más ganando”, agregó.
Recordó también lo que sucedió en Nuevo León, en la elección de la que resultó triunfador el ahora gobernador Samuel García. Si se considera esa jornada como un laboratorio, Morena representó la opción antisistémica, en oposición la opción sistémica, en este caso priista. Ahí no ganó el partido del presidente, lo que puede dar algunos elementos a analizar para 2023. Sin embargo, otra vez, insistió Carreón, el problema sería pensar que el ganador triunfó por el buen trabajo de Movimiento Ciudadano (MC), y no necesariamente porque la población de Nuevo León no quiere ni a uno ni a otro. “El gran tema es saberlo leer”, apuntó el especialista. ¿Qué elementos tenemos en el papelero?“Cuando tú arrancas una carrera de 100 metros, todos los competidores empiezan en el mismo punto de salida y bajo la misma señal. En las elecciones no es igual: alguien ya va en el metro 20 y esto sucede frecuentemente con Morena. Sus candidatos ya van adelante, pero no terminan por entenderlo y hacen una campaña sin entender la lógica de salir con ventaja ¿Cuál debe ser entonces, mi discurso, mi mensaje, mi causa social? ¿Cuál es la realidad a la que yo debo enfrentar para hacer una campaña?”, cuestionó Carreón, al explicar algunos de los elementos que hay que considerar en los análisis con fines estratégicos de las campañas. Invitó a poner sobre la mesa aspectos igual de relevantes para configurar el escenario electoral del próximo año, como vivir en un país con un presidente muy bien evaluado y que es sinónimo de partido: “las cosas importantes de este laboratorio, no son nada más los resultados, sino cuáles son los signos alrededor para obtener los datos adecuados de cara a la elección de 2024. Es decir, el resultado del 2023 no necesariamente indica que ese va a ser el resultado de 2024”. – ¿Qué elementos de la ecuación hay que analizar, entender y modificar para hacer entonces a partir de ahí la estrategia a 2024?
– Desde 2021 la gente comienza a diferenciar entre ejercicio de gobierno, gobernantes y partidos políticos, cosa que en 2018 no sucedió, ya que prácticamente AMLO era sinónimo de Morena y este de cualquier candidato. De ahí la ola donde quien fuera parte de la boleta de Morena en gran parte del país ganaron. La gente puede diferenciar entre el presidente, su gobierno estatal y municipal, por el gran nivel de aceptación que tiene el presidente, el cual a todas luces y en todo el país es altísima. Es algo incuestionable que forma parte de cualquier estudio y laboratorio. Si no consideran eso el estudio o el laboratorio ya arrancó mal.Por su parte, Antonio Roldán recordó dos ingredientes muy particulares que hay en ambas entidades: Coahuila posiblemente sea la última gran estructura del PRI en el país, que, si bien ya está mermada, sigue siendo sólida y capaz de operar eficientemente un proceso electoral. Mientras que EDOMEX es el estado más complejo desde el punto de vista electoral, por encima de la CDMX. La cantidad de municipios, su diversidad, la geografía, la lista nominal, las idiosincrasias en cada región lo hace el estado más complejo en términos electorales”. Para el especialista, 2023 es literalmente la pre temporada de 2024, pues mucho de lo que suceda ahí, aunque no será calca en las presidenciales, va a validar muchos aspectos, como la alternancia que al parecer está obligada porque Morena no ha gobernado a nivel estatal en ambos estados. “Prácticamente en todos los estados del país ha sido automático que donde no ha gobernado Morena y hay una elección a gobernador el partido de AMLO gane este voto de ánimo antisistema que captura”, apuntó. Otro aspecto relevante que consideró es la brecha de aceptación que existe entre el presidente AMLO y los candidatos de Morena a gobernador. En retrospectiva, según datos del entrevistado, en todos los procesos electorales después de 2018, los votos que obtuvo López Obrador en cada uno de los estados, en promedio, se reducen un 30 por ciento cuando se trata de los candidatos”; es decir, “no existe ningún candidato a gobernador que haya sido capaz de acercarse al nivel electoral que tuvo el presidente en 2018 y sería interesante ver qué pasa en estos dos estados”.
Además, hay otra diferencia con el pasado. En contraste a 2019 y 2020, cuando Morena comenzaba su estructura electoral y tuvo resultados electorales muy malos, “en 2021 y 2022 es evidente que tiene una fina estructura y que los resultados les fueron muy favorables, ya operados con una estructura electoral sólida”. En otras palabras, al partido oficialista de México, Coahuila y EDOMEX le servirán para poner en práctica sus prácticas electorales, que todos los partidos tienen para ver si están listos para afinarse e implementarse en 2024. Otra clave fundamental es observar el efecto de los acuerdos políticos, si estos son suficientes para el triunfo el día de la elección, tanto en EDOMEX como en Coahuila. Es decir, “si las elecciones realmente se están ganando y definiendo previo a las campañas, por toda la parte de operación política, o bien si existiera realmente una competencia electoral en ambos estados”. Con los datos hasta ahora obtenidos y la información publicada, en Coahuila, si existiera una «democracia pura», ganaría Morena sin la menor duda. Es decir, desde el punto de vista sociológico, lo que siente la gente es que votaría por Morena y no por el PRI, en este caso que el PRI es un lejano segundo lugar en Coahuila. A diferencia de EDOMEX, donde el PRI no tiene ninguna posibilidad de ganar y es un pasivo muy grande para cualquier candidato o incluso para alguna alianza (que a la fecha se desconoce si se vaya a dar) y Morena no ha logrado afianzarse de cara a una alternancia. Ahí la virtual candidata oficialista Delfina Gómez tiene amplias posibilidades, pero también tiene oportunidad MC si va con Juan Zepeda, o el resurgimiento de un partido sistémico como el PAN, con Enrique Vargas.“2023 será el escalón que necesita la oposición, más allá del resultado, para confirmar que sí tenemos oposición como país o que no existe una oposición en el país. Eso será lo más importante”, consideró Antonio Roldán, como la lectura principal que se debe hacer de estos comicios: la clave será si se interpreta bien el dato, porque se puede caer en el error de pensar que lo que sucede en el EDOMEX y en Coahuila en 2023 se va a replicar en 2024.
“En 2017 el PRI obtuvo incluso menos votos que Morena, pero gana la gubernatura en EDOMEX por los partidos con los que iba en alianza. En el estado mexiquense se pone una candidata independiente que prácticamente le quita votos a Delfina Gómez. Yo no sé si alguien pensó que eso iba a suceder con Jaime Rodríguez, el Bronco, en 2018, a nivel federal, pero no funcionó. Entonces, emular una práctica del EDOMEX 2017 no sirvió en 2018 como no servirá algo del 2023 de cara al 2024”, fincó. El fascinante caso del Estado de MéxicoEn 1999, recordó Lorenzana, el priista Arturo Montiel gana la gubernatura y en 2000 Labastida pierde la presidencia de México. En 2005, Peña Nieto gana la gubernatura, pero en 2006 Roberto Madrazo pierde la presidencia. Después Eruviel Ávila gana y Peña Nieto hace lo suyo al obtener la presidencia. Pero en 2017, nuevamente, gana Alfredo del Mazo y en 2018 Morena le arrebata al PRI la presidencia. En conclusión, “lo que pasa en el estado no pasa en el país, pero desde luego el EDOMEX tiene un peso importante. Tan sólo por considerar, el 9 por ciento del PIB lo tiene dicha entidad”, apuntó. Por otro lado, Coahuila y EDOMEX tienen dos priismos de mucha importancia en el país. Además, ambos comparten el hecho de que nunca han sido gobernados por otros partidos. “En el caso de los mexiquenses, llevan 94 años de gobiernos priistas, o sea que en casi un siglo no ha habido ninguna alternancia. Esta parte histórica es significativa en el sentido que, si otro partido llegara a gobernar el estado, por primera vez después de tanto tiempo se daría la alternancia”.
Cabe señalar que Carlos Lorenzana formará parte del proceso electoral en EDOMEX como estratega y consultor, por lo que le ha resultado interesante observar la cultura priista mexiquense, “bastante aguerrida”. “Se va a probar a priismo que en este estado se ha dedicado a estar en las calles, que es donde ahí se le va a dar la importancia”. Otro aspecto que se probará es el valor de los pactos y acuerdos entre las principales figuras de oposición. “A la gente no se le ha explicado de qué va la alianza y eso es algo importantísimo. De repente se sentaron tres adversarios políticos con ideologías diferentes a decir que van todos juntos. La percepción dentro de la misma militancia es una suma tal cual de votos. Sin embargo, a mí como militante no me han explicado de qué se trata, mucho menos al ciudadano. Sólo se quedó en el todos contra Morena y eso polariza, y sabemos a quién ha estado ayudando la polarización”. Aunque reconoce que una alianza hará más competitiva a la oposición, y que 2023, particularmente el Estado de México, es un excelente laboratorio, hay que superar la lógica numérica, de sumar votos, y hablar con claridad de qué va la alianza. Aunque también, apuntó, hay que recordar que este análisis cambiará una vez que se defina a la persona que encabezará esta alianza virtual.“Tenemos un PRI con doble votación (más que el PAN), entonces ahí donde nos preguntamos si aceptaría un candidato que no fuera del partido que gobierna el estado, como el panista Enrique Vargas”, recordó.En días pasados, la prensa publicó que Alejandra del Moral, una persona cercana al gobernador Alfredo del Mazo, como la Coordinadora General Estatal por la Defensa del Estado de México, de cuya lectura se deduce ella es la candidata ungida del PRI. Habrá que esperar si los demás partidos de esta posible alianza estarían dispuestos a caminar junto a ella. Si la alianza no pasa, planteó Lorenzana, la atomización del voto sí beneficiaría a Morena. Sin embargo, para eso se hace campaña, recordó. “Estamos hablando de escenarios que se están montando desde la opinión publicada y los datos que se tienen. Estamos viendo lo que sucede bajo los escenarios que tenemos con estos precandidatos virtuales. Todo va a cambiar conforme las negociaciones políticas”. Para aprovechar las oportunidades de la oposición, que lucen escasas, Carlos Lorenzana sugiere dar el primer paso, que es ponerse de acuerdo sobre quién debería encabezar lo que la oposición denomina la defensa del EDOMEX ante la improvisación del gobierno de la 4T, a partir de un ejercicio serio de investigación de opinión pública, que realmente mida la rentabilidad, para identificar quién es la persona más posicionada de los aspirantes para encabezar la oposición.
Sin embargo, hay que recordar que esa suma de la votación no se da de manera natural: “nadie es dueño de los votos. Lo primero es tener análisis serios de opinión pública en los que se analicen quién de verdad lleva ventaja para enfrentar el tema de la 4T”.Posteriormente, como segundo paso, la tarea consiste en aterrizar un tema de agenda de gobierno de coalición, para que el ciudadano entienda de qué va a tratar la alianza. Que no sólo es una suma electoral, sin que eso implique beneficios”. Además, hay factores que aún no han sido descubiertos y que cimbran a la militancia partidista, como lo que en su momento pasó en Oaxaca e Hidalgo. “¿Qué está pasando con los primeros priistas, como se les denomina a los gobernadores? Hubo un tema de ceder el estado”. Ante una virtual derrota, el hecho de que se llegara a perder cualquiera de los estados significaría un desanimo total de la militancia priista, principalmente, porque son los dos grandes bastiones que se tienen. Son los únicos dos estados que el PRI mantiene, quitando a Durango, donde ganó una coalición encabezada por un priista. Simbólicamente sería bajar las puertas”. Sobre la virtual alianza con Morena para salir a flote del naufragio, el comunicador señaló que la opinión está revolviendo las cosas: “una cosa son las votaciones en el Congreso como una alianza entre el PRI-Morena, y la otra es el tema electoral, que es donde pegaría más. Una derrota del PRI claro que va a impactar, incluso podríamos hablar de una transferencia de votos, quizá al partido gobernante”. Pero en su opinión, hay oportunidad de gana y su ruta es clara. Insistió: llegar al entendimiento de porqué debe darse la alianza, que en otros estados ha funcionado, y la inteligencia electoral, como nunca aterrizar campañas lo más abajo posible. Estar muy pendientes de la percepción de la campaña digital. Sin embargo, por el tipo de elección, la estrategia es ir abajo, de regresar a lo básico y me refiero al contacto directo. Ojo, lo mismo se va a hacer del otro lado, por eso la importancia de caminar nuevamente las calles”. El problema no es el mapa, sino cómo se leeEs decir, “lo que cuenta de 2023 para todos es el resultado, no las formas. Al final del día, lo que le va a importar a los actores es el resultado, porque será leído de manera anímica por los mexicanos como lo que podría llegar a suceder en el 2024. Si hay una aplanadora de Morena, ya los mexicanos esperarán que haya una aplanadora en 2024. Si hay una oposición fuerte, aunque pierda, los mexicanos pensarán que sí puede haber una oposición fuerte de cara al 2024”.
No obstante, las personas que forman parte directa de las decisiones políticas electorales del país deben leer el punto fino de lo que sucederá en Coahuila y EDOMEX ya que son dos elecciones fundamentales: lo que de ahí se desprenda anímicamente a nivel social, y las prácticas de laboratorio que ahí se medirán, como las ya comentadas operación política, el pacto entre opositores, los programas asistenciales, las estructuras, las traiciones políticas, los acuerdos que puedan existir con gobernadores en funciones, e incluso si se confirma el PRIMOR. “Estas son las lecturas que debemos hacer. No necesariamente emular el resultado”, coincidieron. – ¿Cómo debe de digerir en particular MC y el PAN el proceso electoral de EDOMEX? ¿Hay forma de ganarle a Morena? – Sí, sí hay forma, porque es una situación donde Morena no se ha consolidado electoralmente y donde el PRI no tiene una fuerza como la tienen en Coahuila (sino al contrario, es un pasivo de marca muy fuerte). No sé si en la mente del panismo y de MC esté como prioridad ganar EDOMEX, pero lo que sí debería serlo es tomar decisiones claves para ver si de cara a 2024 quieren ser una oposición contendiente. Según Roldán, el PAN puede perder ganando: “si Acción Nacional fuera la segunda fuerza política después de Morena, con un 30 por ciento, aunque perdiera la elección, sería un triunfo enorme para el PAN de cara para el 24. Lo mismo podría suceder con MC. Si MC fuese la segunda fuerza política, que no hay que descartar ni a la marca MC, que no es un pasivo de marca, ni a Juan Zepeda, porque hay que recordar lo que hizo en 2017 con la marca PRD. Hoy tiene una marca mucho más sólida que lo abandera. No lo descartemos para un segundo lugar”. En otras palabras, lo que hay que observar es el papel final de estos dos institutos (en cuántos puntos porcentuales terminan en EDOMEX) más allá del resultado, porque son dos gobiernos priistas donde puede existir, sin tener ninguna prueba en ese sentido, acuerdos políticos con Morena, sugirió Roldan. A su vez, coincidentemente su socio Carreón comentó que la lectura de los datos es clave para entender que sucedería posteriormente: “hay una noción de que en México donde gobierna Morena y el México donde no gobierna Morena viven realidades distintas, pero en ambos casos los ciudadanos están enojados. Morena le hace un plebiscito permanentemente a los partidos sistémicos en razón del pasado, pero estos partidos no tienen con qué. Si se va apuntando hacia el presidente, no es por ahí, porque él tiene una «capa protectora» a prueba de muchas cosas. Entonces, la oposición no tiene esa causa social que atraiga al votante”.
Aunque no tienen información de primera mano, de esa que llega al equipo estratégico de los cuartos de guerra, a distancia, comentó este par de especialistas, pareciera ser importante recordar que uno más uno no es dos. “Posiblemente sea más importante para el candidato eventual del PAN no sumar al PRI, que sumarlo, porque esto posiblemente le resta. Pero al mismo tiempo, desde la posición del PAN, tiene entonces muy claro contra qué van. En cambio, si lo suma, no necesariamente tiene claro contra quién va. Entonces, que salga la ecuación el PRI, ten pone en frente a esos dos extremos que hoy de alguna manera levantan el ánimo. No tenemos el dato para corroborarlo”. Finalmente, Roldán recordó como en 2018 los mexicanos le dieron una gran lección al sistema político del país, que era dominado por el PAN, PRI y PRD, al respaldar a Morena de manera genuina, avasallante, sin la estructura que hoy en día tiene. Opinó que hoy se cree que los acuerdos políticos y el uso de ciertas técnicas (intimidatorias o no) hacia ciertas áreas va a definir la elección, que lo que se decida en la mesa será fundamental, que se ganarán las elecciones desde antes de las campañas, pero el electorado en 2023 puede darnos otra gran sorpresa, concluyó.
Por Yassin Radilla @YassinRadilla - Conoce los elementos clave para que los resultados del próximo año no te confundan, con miras a 2024 Sólo un escalón nos separa de las presidenciales de 2024: las jornadas electorales del Estado de México y Coahuila del próximo año. Ambos procesos son muy relevantes para comprender el clima político y social del país no sólo por su cercanía temporal, sino porque cuentan con aspectos que bien podrían convertir a ambos estados en laboratorios que po
Más historias
Comunicación Social, con rostro de mujer; coordinadoras arañan paridad en México
JUNTOS POR LA PREVENCIÓN Y EL COMBATE A LOS INCENDIOS FORESTALES: MANOLO
LANZAN APOYOS PARA QUE PEQUEÑOS PRODUCTORES MEJOREN LA CALIDAD DE SU GANADO