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“Me preocupa el día en que mi hijo quiera una cuenta en una red social. Tendremos una conversación”

James Williams, investigador en Oxford y exempleado de Google, publica ‘Clics contra la humanidad’ Textos de otros. James Williams trabajó una década en Google hasta 2016, luego hizo un doctorado en Oxford y empezó a analizar cómo su industria estaba cambiando el mundo. Desde la elección de Trump, la narrativa de las consecuencias malas de las redes en nuestras vidas crece. El último caso popular ha sido el documental de Netflix The social dilemma, en el que aparece Tristan Harris, excolega de W

James Williams, investigador en Oxford y exempleado de Google, publica ‘Clics contra la humanidad’Textos de otros.Williams, de 39 años, es ahora investigador del Centro Uehiro de Ética Práctica de la Universidad de Oxford, aunque vive en Rusia debido al trabajo de su pareja. Desde allí habla por Zoom con EL PAÍS: “No nos prestamos atención cuando usamos Zoom. La mayoría de gente se mira a sí misma. O a un punto negro, la cámara”, explica.En 2017 publicó Salid de nuestra luz, que ahora se traduce al español con el título Clics contra la humanidad (Gatopardo). La gran preocupación de Williams es nuestra atención. Quiere que rebauticemos la “era de la información” como “era de la atención”. Cuando la información es abundante, la escasez es de atención. Las redes quieren robarnos algo esencial para nuestro desarrollo, aunque aún entendemos muy poco sobre sus consecuencias en nuestra especie.Williams no busca culpables a los problemas que nos generan las tecnologías. No hay nadie excepcionalmente malo que dirija los designios de la humanidad. Es un cúmulo de decisiones: “Es un problema sistémico”, dice.Pregunta. ¿Le odian sus ex compañeros de Google?Respuesta. P. Silicon Valley no es el mal.R.P. Se oye mucho la frase célebre de “las mejores mentes de nuestra generación se esfuerzan para ponerte un anuncio ante las narices”.RP. ¿Y por qué Silicon Valley no entiende mejor el problema?R.P. ¿Qué problema hay con nuestra atención?R.P. De brecha digital hemos pasado a la brecha de atención: ¿la gente pobre sufre más con su atención?R.P. ¿El cansancio de decisiones continuas hace que bajemos la guardia de nuestra atención?R.P. Pero la tecnología también puede ayudar.R.P. ¿La tele, el cine?R.P. Su libro es de 2017. Estamos en 2021. ¿Estamos peor?R.P. Pero no sabemos qué ocurre con niños aún.R.P. ¿Y qué hace?R.P. Una de sus quejas principales es que nos faltan palabras para referirnos a este problema.RP. Insiste en que no es nuestra culpa, que es imposible defenderse. Somos como soldados ante ejércitos de tanques.R.P. Tampoco le gusta hablar de adicciones.R.P. La indignación moral de las redes tampoco ayuda.R.P. ¿Y Trump?RP. ¿Las redes hacen más difícil elaborar políticas públicas equilibradas?R.P. Propone varias soluciones en el libro: mejores mediciones.RP. También le parecen positivos los bloqueadores de anuncios.R.P. Da la sensación de que internet es una gran tecnología para la publicidad.R