Por: Augusto Hernández
@augusto_her
El paradigma de comunicación lineal quedó atrás, la sociedad 2.0 quedó atrás, los medios de comunicación tradicionales están quedando atrás, los CD´s o álbumes de música completos, quedaron atrás, las campañas políticas de la “vieja escuela” quedaron atrás; por qué seguir intentando comunicar como se hacía antes, pensando en una sociedad como lo era antes y haciendo campaña como se hacía antes, si parece que nada es como lo era antes.
Sin dudarlo un segundo, puedo asegurar que la comunicación ha cambiado –no sólo la política y gubernamental-, por la mediatez, inmediatez, globalidad, trascendencia, impacto, monetización, etc; también, puedo aseverar que la sociedad que consume esa comunicación ha cambiado y sigue haciéndolo en este momento, por ende, la comunicación durante campañas políticas o la comunicación de gobierno debe entenderlo y asimilarlo, con la única intención de realizar una comunicación que permee, que sea eficiente y eficaz al logro de objetivos –como decimos, sean “tiros de precisión”- y además, logre contar las historias que pretendemos y de ser el caso, logre ese paso necesario –en lo gubernamental sobre todo- del storytelling al storydoing.
La música y su consumo cambió, ya nada es como en los 60´s y tampoco en los 80´s o 90´s, mucho menos como lo fue a inicios de los 2000 y por nada del mundo se parece a lo que se hacía y consumía en los 2010; ya quedó casi en el olvido sacar un disco con 8, 10 ó 12 temas, también el comprar en físico o digital todo un álbum, hoy en día, las plataformas como: Spotify, Amazon music, Apple music, etc ofrecen una cantidad de selecciones y listas que bajo demanda del cliente, pueden ser utilizadas en todo momento desde un dispositivo móvil; sin embargo, emerge una figura que desde su nacimiento y hasta la fecha sigue presente y logrando ventas millonarias, me refiero al Hip Hop. No, no al RAP ni a un género liderado por Eazy-E, Ice Cube, 2Pac. Tupac Shakur, Jay Z, Dr. Dree, Kanye West, 50 cent, Eminem o el mismísimo Calvin Cordozar Broadus Jr, mejor conocido como Snoop Dog, tampoco por MC Hammer o su símil anglosajón de época Vanilla Ice, me refiero a la cultura, esa que tiene mucho que enseñarle la a Comunicación Política (ComPol) actual.
Según mi amigo Jesús Ravelo (2019), el Hip Hop son las siglas en inglés de la expresión “Her Infinite Power Helping Oppressed People”, que traducido sería: su poder infinito ayudando gente oprimida. Para otros, es menos romántico su significado, derivando de la caja bocal –beatbox- hip hip hip hop para simular el sonido de los soldados marchando, como burla a un afroamericano –del Ghetto- recién regresado de su participación en la milicia. Lo que sí es seguro, es que este movimiento artístico y cultural, no es sólo música rápida y muchos insultos, “… es un poderoso espacio de constitución de subjetivad política en la medida que sirve como medio de denuncia, reflexión y contribuye al agenciamiento de procesos de liberación y dignificación…” Ravelo (2019), mayormente apropiada por jóvenes y que vio a la luz según diversos registros tras las denominadas: “fiestas callejeras de Ghetto Brothers” en el sur del Bronx y Harlem de Nueva York, USA por afroamericanos y latinoamericanos, allá en los principios de los 80´s.
El Hip Hop es confundido con RAP frecuentemente, pero es toda una cultura y está conformada por cuatro columnas fundamentales: el graffiti (escritura), el break dance (danza), el DeeJay (música) y el Rap (la lírica cantada). RAP es el acrónimo en inglés de: Rhythm & Poetry o ritmo y poesía en español; sin embargo, Ravelo (2019) sostiene que es más que canto, él dice que RAP es: “… expresión lírica musical que desarrolla nuevos canales de comunicación… y mediación de subjetividad política”, también dice que esto lo hace “… a partir de la expresión de valores como la impugnación, la resistencia y la crítica a realidades sociales excluyentes”
Es decir, que el RAP –parte del Hip Hop- desarrolla canales, tonos y colores de comunicación con ciertos segmentos al momento de señalar y criticar lo que sucede en el momento, pero mediante valores aceptados por el colectivo imaginario de ese segmento. Por otra parte, Bermúdez et al. (2013), proponen que la juventud, encuentra en el RAP “un espacio de denuncia y reflexión frente a lo que sucede en la sociedad respecto a problemáticas como: corrupción, manipulación, consumismo causado por los medios de comunicación, relación con el internet o falta de oportunidades”, por su parte y apoyando esta idea, Quintero (2005) y Daza (2008) identifican tres manifestaciones de acción política en el RAP, la primera mediante la visualización –lirica- de marchas, protestas y movimientos en procesos electorales, ya sea participando de o minimizándoles; la segunda, lucha cívico-comunitaria, en la que se comprenden “todas aquellas actividades comunitarias orientadas a fortalecer el territorio…”, que busca mejorar la calidad de vida en su espacio, su propio metro cuadrado y; la tercera, es la micro política juvenil, aquella en donde “… se refunda lo público desde el margen de lo institucional, a partir de la apropiación del espacio público, la producción artística y musical”.
Ravelo (2019) concluye que el Hip Hop, “… es un movimiento artístico cultural de experiencias juveniles que busca, mediante la denuncia, la resistencia y las luchas culturales, transformaciones sociales democráticas en sus respectivos contextos… El Hip Hop y la lírica del Rap son una transgresión a lo instituido y se articulan con las cuestiones de juventud, género, clase, raza y cultura.”; asimismo, dentro de la conclusión de su trabajo sostiene que “… La lirica del Rap presenta dos lógicas, una hacia afuera que reclama, denuncia y crítica y la otra hacia adentro que se autoafirma y reconoce como propuesta cultural alternativa preñada de transformaciones culturales democráticas”.
La revista Billboard en español asegura “… hip hop/R&B sigue siendo el género con mejor desempeño en la industria..”, el artículo revisado tambén asegura que en el año 2018, “…el informe de fin de año de la industria musical de Nielsen Soundscan confirmó que el R&B/hip hop era el género más popular en Estados Unidos. Nueve de las 10 canciones más consumidas en Estados Unidos eran canciones de hip hop/R&B y, a medida que el streaming se convertía en la forma predominante de escuchar música, ocho de los 10 artistas… más reproducidos en las plataformas eran raperos”.
Figuras del RAP como el grupo N.W.A. (Niggaz With Attitude) de Compton, California y pioneros del género a mediados de los 80´s, logró aun en aquellos tiempos sin tanto mercadeo ni distribución masiva, la venta de más de 10 millones de discos sólo en USA. Marshall Mathers mejor conocido como Eminem, había vendido hasta 2009 32,2 millones de álbumes en todo el mundo, superando incluso a los míticos The Beatles, quienes ostentaban el título de “disco más vendido”, con 11,5 millones de copias. La gente del RAP, salidos de “abajo”, de la parte más necesitada de la sociedad, hablándole a la misma sociedad llena de carencias, más pobre, más sufrida, logra ventas que ni los grupos más icónicos habían logrado.
Su actividad duró desde 1986 hasta 1991, tiempo en el que se vieron envueltos en la controversia como consecuencia de la naturaleza explícita de sus letras, siendo por ello prohibido en buena parte de las emisoras de radio mainstream de Estados Unidos, llegándose incluso a cancelar alguna de sus giras. A pesar de ello, el grupo logró vender más de 10 millones de discos solo en los Estados Unidos.
Por su parte la “música urbana” mejor conocida como Reguetón, es un género musical derivado del reggae en español –muy panameño y jamaicano-, considerado subgénero del dancehall, el Reguetón cuenta con alta influencia u orígenes musicales de: Dembow, toasting, electronica, hip hop, bounce, funk y pop, originario de los “Caseríos” de la “Isla del Encanto” Puerto Rico por los 90´s y que alcanzó gran popularidad desde la década de los 2000 y a la fecha. Este género, similar a lo sucedido con la “Salsa” en Latinoamérica en los 70´s se ha convertido y considerado una “expresión cultural juvenil hispanoparlante”.
Entre sus exponentes más notables de la nueva y vieja escuela están: Daddy Yankee, Ivy Queen, Wiso G, Don Omar, Nicky Jam, Karol G, Becky G, Annita, Anuel AA, Farruko, J Balvin, Ñengo Flow, y muchos más, quienes, con historias de superación tanto en lo personal, como de antecedentes penales, adicciones o violencia, han logrado situar su nombre en lo más alto del género, contando y cantando historias, convirtiendo el género musical, en algo más que eso y logrando al igual que el Hip Hop, ser percibido y ganado respeto en el mundo como una cultura que representa con música “urbana”, el día a día de una sociedad hispanoparlante en cualquier rincón del mundo.
Como todo en el mundo, sobre el reguetón existen diversas críticas, que van desde la descalificación del género como “música” o hasta aquellas que le señalan como “influencia nociva” a la juventud, particularmente a problemas de desarrollo cognitivo en quienes escuchan este género. La intención de estas letras no es reivindicarle ante sociedad, ni calificarle como positivo o no para la misma, eso lo hará quien lo tenga y pueda hacer y en el espacio correcto.
Pero entonces, ¿qué tiene que ver todo esto del Hip Hop y Reguetón con la ComPol?
Desde mi punto de vista resulta fácil comprenderlo, la cultura Hip Hop, el RAP y su variante latinoamericana definida como “música urbana” y conocida como Reguetón, logran ventas increíbles por todo el mundo y no sólo en su zona de influencia –país o región-, sus máximos exponentes han salido desde “abajo” de lo más “populoso” de la sociedad, del “Ghetto”, las “Pandillas”, las “Clicas”, el “Caserío”, las “Comunas y “Favelas”, muchas y muchos de ellos han sido desempleados, personas sin hogar, han caído en las drogas, han pasado hambre y hoy, hoy en día están en la cima de las listas “Bilboard”, ganando premios “Grammy”, en las portadas de revistas como “RollingStone”, son las figuras principales de los eventos deportivos, culturales y musicales más importantes del mundo, todo ello, haciendo una sola cosa: diciéndole al mundo lo que ven y viven, lo que sucede en su espacio, lo que otros callan por ser “políticamente incorrecto”, lo incómodo, lo real, la carencia, lo cotidiano, lo que se piensa y no se dice, lo que se necesita y no se pide, lo que quieren quienes no tienen voz, lo que piden las madres de desaparecidos, lo que familiares de muertos en una riña hubieran querido, lo que las violentadas callan o ya no pueden decir, están en la cima por no callarse y visualizar mediante su “arte” lo que otros y otras no pueden, no deben o no se atreven.
El Hip Hop -vía RAP o música urbana- habla de lo que vive la sociedad –el grueso de ella- en su espacio, falta de empleo, soledad, abandono de las instituciones, falta de palabra y compromiso de la clase política o abandono de los mismos, repudio a la política o a partidos, carencia de servicios públicos, delincuencia, empleo mal pagado, rabia, odio contra el que si tiene algo, aburrimiento, falta de ganas de hacer las cosas, venta, tráfico y consumo de alcohol o drogras, muerte, hambre, ansiedad, asesinatos, prostitución, falta de bienestar social, falta de oportunidades laborales y educativas para todas y todos por igual, desigualdad, falta de espacios dignos para el desarrollo humano, social, cognitivo y económico, por si fuera poco, habla de violencia policiaca, violencia política, violencia de género, violencia psicológica, violencia económica, violencia, violencia y más violencia, no porque la cultura Hip Hop per se sea violenta, sino debido a que dejando atrás “nuestros privilegios” es lo que más abunda en el espacio público de América Latina y el mundo.
La clave para la ComPol no es sólo contar historias, ni siquiera historias que comuniquen y hagan “match”. La clave para un ComPol de calidad, está en no quedarse pensando en qué dirá la “oposición” o “competencia”, en no tratar de “complacer” a la mayoría con un comentario, en no decir “tal o cual cosa” para que se entienda “continuidad” al proyecto o “cambio” al mismo, en no “complacer” al jefe del partido con la imagen o lo que se dice. La clave, la clave sin duda es hablarle a la gente de y sobre lo que está viviendo en su espacio y desde su contexto, señalar la necesidad de crear programas o acciones para atender las necesidades más abandonadas, pero también en exigirles que sean ellos los héroes o heroínas de su propia historia, hablarles sobre las herramientas que “otros” han tenido y usado para llegar al éxito, hablarles sencillo más no vulgar, directo sin ser imprudentes, en su idioma –no me refiero a español o portugués- pero sin verse posado, a su altura y sin tarimas para que te vean, en sus espacios para que sientas sus necesidades, en los canales que escuchan pero no para llegar a más, sino para que sepan que les estás escuchando, hablándoles con acciones, con escucha activa, con presencia, con el corazón abierto antes que con la cartera, con despensas y con dinero por su voto.
El RAP y el Reguetón triunfan sin pauta micro y nano segmentada, se viralizan sin programar un show de presentación, se escuchan y se bailan porque conectan con el sentimiento real y del momento de esas personas, de ponen de moda no sólo por sonar en la “radio” –entiéndase ahora Spotify-, no sólo porque lo escuche o baile el “influencer”, sino se escuchan y bailan en las plataformas y por ell@s, debido a que ese mensaje –a veces se cree sin sentido alguno- conecta con la gente, con su necesidad, con su carencia, con su contexto, con su soledad, con su amor o desamor, con su felicidad o tristeza y si no es la suya, es con la de alguien a quien aprecian y eso lo hace suyo también.
Modifiquemos la generación de ComPol bajo tanto análisis, bajo un exesivo uso de metodologías probadas, dejemos la ComPol más científica y estructurada por un segundo y volvamos a lo básico, a lo que ha permitido a la cultura Hip Hop –RAP y música urbana- conectar durante tantos años con la gente y logar ventas millonarias, hablándole a quienes menos tienen.
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