Campaigns and Elections México

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La política frente al Internet 3.0

Por Jesús Caudillo @caudillomx La llegada de autócratas al poder, la debilidad de los aparatos democráticos contemporáneos y la erosión de la credibilidad en la democracia por parte de amplios grupos de la población sólo deja clara, entre otras cosas, la profunda crisis de liderazgos que viven nuestras sociedades. Más aún: los liderazgos que llegan y permanecen en el poder distan de proponer un sentido de comunidad para construirnos un futuro compartido. ¿Cómo asumir los signos de este cambio de

Por Jesús Caudillo@caudillomxLa llegada de autócratas al poder, la debilidad de los aparatos democráticoscontemporáneos y la erosión de la credibilidad en la democracia por parte deamplios grupos de la población sólo deja clara, entre otras cosas, la profundacrisis de liderazgos que viven nuestras sociedades.Más aún: los liderazgos que llegan y permanecen en el poder distan deproponer un sentido de comunidad para construirnos un futuro compartido.¿Cómo asumir los signos de este cambio de época si, aunado a ello, elcontexto del desarrollo tecnológico está retando a la humanidad como nuncaantes se ha visto?En las campañas que vimos recientemente en México, que terminaron en juniopasado, nos encontramos a cerca de 30 mil candidatos intentado captar laatención para ganar el voto a distintos niveles: gobernador, diputado federal,presidente municipal y diputado local, principalmente.¿De qué manera diferenciarse si hay otros miles que están intentando hacerexactamente lo mismo? Esa es la pregunta que debe responder cada perfil ycada consultor que asesora a estos candidatos.La campaña digital ganadora tiene dos grandes retos: la gestión reputacional yla construcción del ecosistema tecnológico-digital que permita ejecutaradecuadamente la estrategia.El primero de ellos, la gestión reputacional, no es otra cosa más que la historiaque cuenta el personaje de forma consistente en el tiempo. Como es obvio, noes algo que se pueda construir de un día para otro; por el contrario, es uncomponente que requiere una estrategia adecuada a los objetivos, paciencia,prueba y error, evaluación y corrección.Por sobre todas las cosas, lo más importante en la gestión reputacional es lapresencia de un liderazgo con visión clara, mensajes definidos, equipo efectivoy método de ejecución probado para dar conseguir algo concreto de lasaudiencias/votantes.Únicamente aquel liderazgo que dice o hace algo que aporta valor a lasaudiencias sobrevive en el tiempo en el demandante mercado digital. Más aún,construye reputación, una ciberreputación.Por otra parte, la construcción de un ecosistema tecnológico-digital adecuado ala estrategia permitirá integrar las soluciones que contribuyan a sostener ypromover la reputación digital.Ya terminaron aquellos tiempos en los que los consultores digitales, casi comosi fueran estrellas o los candidatos mismos, son los ‘genios’ cuyas grandesideas deben ser implementadas como si fueran Steve Jobs creando el iPhone.Las elecciones pasadas, pero sobre los tiempos que corren, el contexto amplio,nos dicen muy claramente que la construcción de liderazgos exitosos requierede la integración de talentos digitales especializados en su rubro. Ya no bastael estratega que tiene un ejército de fantasmas digitales que generanconversación.Una campaña digital exitosa requiere pensar no sólo en ganar la elección, sinoen que el liderazgo que se está impulsando sea sostenible en el tiempo, quegenere impacto de forma positiva en el mayor número de personas posible.Y para lograrlo, hay que trabajar en equipo con los analistas de datos, con losespecialistas en generación de contenido, con expertos en creación decomunidades, con los responsables de captar audiencias y segmentos denuevos simpatizantes.El éxito de las campañas digitales de la actualidad -y de las que vienen en losla década actual- ya no serán las del mejor post en Facebook o el web mejorposicionado en Google, sino aquellas que mejor integren las tecnologíasemergentes en la campaña.Por allá en los lejanos años 90, en la primera etapa del internet masivo, lapalabra clave era ‘conexión’. El hecho de poder transferirnos datos unos aotros, de chatear con desconocidos del otro lado del mundo y hacernosamigos; el hecho de poder mostrar algo al mundo por medio de un sitio webrebasó todas nuestras expectativas.Luego, hace 15 años el internet entró a una segunda etapa, en la que lapalabra clave era ‘interacción’. Ya no se trataba sólo de estar conectados, sinode humanizar la conexión a través del uso de los medios sociales. Crear ycompartir contenido se hizo más fácil que nunca, así como distinguir lo quegusta al usuario de lo que no. Internet puso el piso parejo, se democratizó laconversación pública.En esta tercera etapa del internet, apenas incipiente, en la que despuntanmegatendencias como la Inteligencia Artificial y la cadena bloques oBlockchain, en la que ya se vislumbra el internet de las cosas, la palabra clavees ‘integración’: cada vez menos una sola solución tecnológica será capaz dedar las respuestas a las demandas de una campaña política.En esta coyuntura y hacia delante sobrevivirán quienes sean capaces dearticular equipos de alto rendimiento verdaderamente eficientes, más allá deprotagonismos propios de la consultoría política y quienes construyanecosistemas tecnológicos compuestos por diversas soluciones y especialistas.Todo ello con un fin y un solo fin únicamente: contar historias basadas enperfiles y liderazgos consistentes que perviven en el tiempo porque,independientemente de que ganen o no las campañas, cotidianamenteimpactan positivamente en la vida de las personas. ¿Pues qué no de eso setrata?