Carlo Varela* @varelacarlo.ANTECEDENTESLa formación de alianzas entre los partidos ha estado presente en el sistema político mexicano desde la década de los cincuenta cuando tres partidos políticos: el Nacionalista Mexicano (PNM), el Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM) y el Popular Socialista (PPS) se unieron al Partido Revolucionario Institucional (PRI) para postular a Adolfo López Mateos a la presidencia de la República. Estos partidos continuaron apoyando al candidato oficial en las elecciones presidenciales hasta 1982. Para las elecciones de 1988 estos partidos satélites decidieron no apoyar al candidato oficial sino a una escisión de su partido: el Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas y se formó el Frente Democrático Nacional (FDN) que fue avalado por cuatro partidos: el Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional (PFCRN), PARM, PPS y Partido Mexicano Socialista (PMS). Sus resultados fueron muy buenos ya que tuvieron un fuerte incremento de votos comparado con sus anteriores participaciones (inclusive todavía se duda de si ganaron o no las elecciones). Este fue la primera alianza exitosa que mostró que la unión de los partidos para postular a un candidato los volvía más competitivos que actuando de manera individual.La principal finalidad de formar una alianza no solo es juntar sus votos de manera aritmética (lo que de por sí ya vuelve más competitiva la elección) sino detonar un crecimiento. Los partidos políticos que participaron de manera individual tuvieron una magra participación en las elecciones federales de 1985, entre todos captaron 12% de la votación nacional efectiva, para 1988 al participar de manera coaligada lograron tener 29% de los votos, es decir, un crecimiento de 140% que es más que una suma aritmética de sus porcentajes de votación.A principios de la década de los noventa, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) se alió con el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y éste a su vez con el Partido del Trabajo (PT), pero no lograron mejorar su porcentaje de votación ni ofrecer una competencia real por lo que desistieron de seguir haciéndolo. El Partido Acción Nacional (PAN) y PRD se coaligaron en contra del PRI en varias elecciones para gobernador: San Luis Potosí(1991), Tamaulipas (1992) Nayarit y Coahuila (1999), pero sólo tuvieron éxito en Nayarit, cuando postularon a un empresario que trabajó en la administración priista. El PRD bajo la presidencia de López Obrador se alió con partidos de izquierda y postuló a priistas que habían renunciado a su partido logrando victorias importantes en Tlaxcala y Zacatecas (1998) y Baja California Sur (1999).Después de las elecciones presidenciales de 1994 dónde todos los partidos participaron de manera individual y hubo récord de candidatos con nueve, los partidos negociaron para las próximas las elecciones presidencia- les dos grandes alianzas: una de derecha formada por PAN y PVEM para postular a Vicente Fox y otra de izquierda formada por el PRD y cuatro partidos más con el Ingeniero Cárdenas como su candidato. Los resultados fueron un éxito para la coalición de derecha y un fracaso para los de la izquierda. A raíz de esta experiencia en las elecciones federales del 2003 el PRI comenzó a aliarse con otros partidos, especialmente el PVEM, el PAN decidió participar de manera individual y el PRD mantuvo alianzas con partidos de izquierda.Inmediatamente después de la derrota del PRI en el 2000 todos los partidos de oposición se unieron en su contra y lograron ganarle dos entidades gobernadas por militantes del PRI: Yucatán y Chiapas, pero aún con el éxito alcanzado dejaron de realizarlas y el PAN buscó alianzas con Convergencia (ahora Movimiento Ciudadano) que fracasaron (Quinta- na Roo, Estado de México). Para las elecciones presidenciales de 2006 el PAN que participó de manera individual ganó a las alianzas opositoras: la de centro formada por PRI-PVEM y de izquierda formada por PRD-PT-MC. Un mes después de estas elecciones PAN y PRI se coaligaron por única ocasión en contra de la alianza del PRD en Chiapas y, aunque no triunfaron si tuvieron un avance significativo en su votación con respecto a los comicios anteriores. La polarización entre PAN y PRD después del 2006 los mantuvo alejados de postular un mismo candidato por varios años.UN NUEVO COMIENZOEl PRI continuó con su política de alianzas y la fue incrementando no solo en más estados sino también con más partidos, dándole buenos resultados triunfaron en la mayoría de las entidades y recuperaron gubernaturas que habían perdido frente al PAN que siguió participando de manera individual: Nuevo León 2003, San Luis Potosí 2009, Querétaro 2009 y Aguascalientes 2010 lo que a los panistas a replantear la posibilidad de volver a formar alianzas con el PRD. Así regresaron a postular junto a un candidato en 2010 en algunas entidades y ganaron tres: Puebla, Oaxaca y Veracruz.Del 2011 al 2015 el PRD regresó a formar alianzas con partidos de izquierda dejando a un lado al PAN, de 20 elecciones para gobernador que se realizaron en este periodo, solo en un estado participaron de manera conjunta: Baja California Norte (2013) y triunfaron. El PRD se unió a otros partidos de izquierda en diez entidades de las que ganó en cinco: Guerrero 2011, Tabasco, Morelos y DF en 2012 y Michoacán en 2015, el PAN ganó tres entidades: Guanajuato 2012. Baja California Sur y Querétaro en 2015 y ambos perdieron en once. El PRI venció en la mitad de las gubernaturas en disputa con sus aliados (PVEM y NA principalmente) y recuperó gobiernos que estaban en manos de la oposición: Michoacán 2011, Jalisco y Chiapas en 2012.Para 2016 y 2017 nuevamente PAN y PRD enTablan negociaciones y de las trece entidades que renovaron cargos ejecutivos se aliaron en seis, ganando cuatro: Durango, Quintana Roo, Veracruz, Nayarit y solo perdieron en Oaxaca y Zacatecas. En los siete estados restantes que participaron de manera individual, el PAN ganó tres: Chihuahua, Tamaulipas y Puebla y el PRI solo ganó cuatro: Hidalgo, Tlaxcala, Estado de México y Coahuila lo que se consideró como un fracaso en sus alianzas al haberlas hecho en todos los estados, y haberlas incremento a cuatro o hasta cinco partidos.PERO LLEGÓ EL 2018 Y MORENAMorena participó de manera individual en la mayoría de las elecciones del 2015 al 2017 y a partir del 2018 participó de manera conjunta con PT y Partido Encuentro Social (PES) en las diez elecciones que se renovaron con un saldo positivo de siete triunfos: Chiapas, CDMX, Morelos, Tabasco, Veracruz y un año después en Baja California y Puebla; el PAN sólo ganó Guanajuato y Yucatán y Movimiento Ciudadano Jalisco que participo de manera individual. La alianza del PRI con PVEM y NA no logró ni un triunfo y al igual que en el resultado de las elecciones federales tuvo su peor desempeño de su historia.ARGUMENTOS PARA FORMAR UNA ALIANZALas razones para formar alianzas son muy prácticas: tener una mejor estructura partidistas, cubrir la mayor cantidad de casillas, por lo general PAN y PRD no contaban con la suficiente cantidad de simpatizantes para cubrir todo el territorio de la elección, tener representantes en todos los espacios públicos de la organización de las elecciones, más recursos económicos y acceso a medios de comunicación, ocupar más espacio en la boleta al aparecer su nombre varias veces que es una diferencia fundamental entre una alianza y una candidatura común. El nombre de Cuauhtémoc Cárdenas en 1988 o López Obrador en el Distrito Federal en el 2000 aparecieron en las boletas cuatro y cinco veces respectivamente mientras que el del candidato retador: Carlos Salinas y Santiago Creel solo una vez y eso que Creel fue en alianza con el PVEM, pero precisamente por ir en alianza y no en candidatura común apareció una y no dos veces en la boleta.El problema surge cuando dos partidos presentan una fuerza similar y reclaman el derecho a nombrar al candidato. Cuando el arreglo es a nivel nacional provoca el malestar de los simpatizantes de alguno de los partidos que sienten que son sacrificados por otro candidato o por otra entidad federativa. Es difícil para PAN y PRD ir en coalición por- que son de ideologías y proyectos de gobierno diferentes tanto en temas de valores como en temas de gobierno que pueden llegar a confundir a los electores y no lograr un acuerdo de cuáles serían sus propuestas de gobierno. En general no es claro determinar porque unas alianzas logran tener éxito y porque otras no, cuáles deben ser las condiciones para poder tener una alianza exitosa:A) Tener un candidato bien posicionado.B) No sea una imposición de las dirigencias nacionales.C) No haya escisiones de candidatos bien posicionados.D) El gobernador tenga una mala evaluación de su gobiernoE) Tamaño de los partidos que formen la alianza.(ver gráfica 1).
gráfica 2
En las pasadas elecciones para gobernador PAN, PRI y PRD sumaron en promedio 78% del voto, Morena participó de manera independiente y mantuvo un porcentaje de votos de siete por ciento en promedio (Ver cuadro 1).
(ver cuadro 2)
Morena está en negociaciones con PT, PVEM y PES en los estados que tiene registro local. Los datos muestran que participar aliados vuelve más competitivo al PAN, PRI y PRD que participando de manera individual. Sin embargo, todavía existen dudas de cómo reaccionarán sus simpatizantes. Durante ochenta años PAN y PRI se enfrentaron en elecciones llevando a que estos simpatizantes probable- mente estén acostumbrados a competir entre ellos más que a colaborar, solo en una participaron de manera conjunta Chiapas 2006 lo que puede llevar a la decepción a varios de sus simpatizantes en los estados que durante décadas se vieron mutuamente como el ene- migo a vencer.El problema surge cuando dos partidos presentan una fuerza similar y reclaman el derecho a nombrar al candidato. Cuando el arreglo es a nivel nacional provoca el malestar de los simpatizantes de alguno de los partidos que sienten que son sacrificados por otro candidato o por otra entidad federativa. De estos quince estados hay por lo menos ocho donde la fuerza del PAN y del PRI es similar por lo que tendrán que negociar que en alguno estado se postule un candidato de un partido y en otro del otro partido lo que se verá como un acuerdo cupular en contra de las dirigencias locales, probablemente el partido que gobierne pueda influir en la decisión final.Obviamente con la debacle de PAN, PRI y PRD en 2018 es difícil evaluar la fortaleza de cada partido, posiblemente lo mejor sería regresar a sus votaciones que tuvieron en los pasados comicios para gobernador donde PAN fue mayoritario en Baja California Norte y Sur, Chihuahua, Nayarit y Querétaro, el PRI en Campeche, Guerrero junto con PRD, Sina- loa, Sonora, Tlaxcala y Zacatecas; el PRD en Michoacán y en las tres restantes: Colima, Nuevo León, San Luis Potosí y existe práctica- mente un empate entre PAN y PRI.No solo importa la tendencia electoral de los partidos sino cuál de ellos cuenta con el candidato mejor posicionado y cuente con el respaldo de todos los actores. Otro aspecto será la que las alianzas funcionan mejor si los gobernadores están mal evaluados, el problema ahora es que trece de los quince gobernadores provienen de ellos mismos: 4 del PAN, 8 del PRI, uno del PRD. Solo en Nuevo León gobierna un independiente y el de Baja California proviene de Morena. por lo que estos partidos tendrán que defender a sus gobernadores más que cuestionarlos.LOS PARTIDOS MEDIANOS PODRÍAN DINAMITAR LAS ALIANZASUno de los problemas de la formación de alianzas es que dejan de lado a otros precandidatos bien posicionados, si bien cuando un partido mayoritario se une a partidos pequeños el grande es el que decide quién encabezará la alianza y la lucha es interna al partido mayoritario, ahora deberán elegir precandidato en dos grandes partidos lo que aumenta el número de precandidatos en posibilidades de ser el abanderado y aumentará el número de decepcionados.La historia muestra que una escisión puede dañar mucho a su partido que la competencia de candidatos provenientes de otros partidos como sucedió con el PRI en 1988 con Cuauhtémoc Cárdenas y 1998 y 99 con Monreal, Álvarez Lima y Leonel Cota y varios ejemplos más que Movimiento Ciudadano aprovechó en otras elecciones. Desde 2015 Movimiento Ciudadano adoptó una política de convencer a precandidatos de otros partidos, especialmente panistas, para que fueran sus abanderados y le dio buenos resultados al captar casi 7% de la votación. Ahora MC decidió no participar en la alianza opositora, si regresamos a las votaciones de 2018 y MC se hubiera aliado a PAN-PRI-PRD, ellos hubieran hipotéticamente empatado al voto de la alianza de Morena. En elecciones tan cerradas sumar décimas de otros partidos podrían decidir el rumbo de la elección, pero Dante Delgado prefirió postular escisiones de otros partidos, está en pláticas con Ivonne Ortega en Yucatán, Eliseo Mendoza en Campeche y otros liderazgos regionales provenientes del PAN y del PRI para que sean sus candidatos. Un caso especial es Nuevo León donde al insistir en postular al senador Samuel García dinamitó la alianza con otros partidos que querían a Luis Donaldo Colosio como su candidato dado que estaba mejor posicionado que Samuel.PT y PVEM siguen en la negociación con Morena, pero también están buscando candidatos que queden marginados y puedan otorgarles una importante cantidad de votos al participar de manera independiente. El PVEM en Nuevo León postuló a Clara Luz Flores y amenazo a Morena de no sumarse a la alianza si esta no era tomada en la encuesta por la candidatura, también quiere nombrar a Ricardo “el Pollo” Gallardo en San Luis Potosí y a Miguel Ángel Navarro en Nayarit a pesar de que Morena no los quiere como sus candidatos. C&ECARLO VARELA
Carlo Varela* @varelacarlo. Las alianzas no son la varita mágica para volver más competitivos a los partidos, la experiencia del 2018 mostró que su formación no se traduce inmediatamente en un incremento de votos, sino que pueden ser un fracaso. Para 2021 se visualizan dos grandes coaliciones: PAN-PRI-PRD y la de ...
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