En el 2024 nos enfrentaremos al mayor reto comunicacional de una campaña electoral presidencial: la sororidad.
Por Yessica De Lamadrid
Redacción.- La comunicación en una campaña electoral es fundamental para lograr un posicionamiento en la ciudadanía respecto a un candidato. El informar a las personas quién es el candidato y su propuesta de gobierno es una tarea fundamental en una contienda electoral; principalmente porque lo que se comunica es para enaltecer la personalidad, las propuestas y viabilidad de llevarlas a cabo por el candidato propio, contrastando la postura frente a la de los otros candidatos que se encuentran en la contienda . Durante las últimas décadas las campañas electorales se han convertido en eso, en campañas de contraste. La principal característica de una campaña de contraste es precisamente eso, contrastar a través de atributos personales, del pasado y reputación de los aspirantes y del partido que los postula. En este entendido, el escenario electoral de 2024 para México se antoja sumamente complejo, debido a que las dos pre candidatas con posibilidad de triunfo serán precisamente mujeres.
En los últimos 20 años la visibilización del papel de la mujer y los beneficios de su inclusión en política se dio de forma contundente. Al analizar los retos que las mujeres han enfrentado desde que les fue otorgado el derecho al voto en 1947, los pocos espacios ocupados por mujeres desde entonces y hasta principios de este siglo, y la violencia política por razón de género, explican el hecho de que en el pasado hayan llegado al poder pocas mujeres a través del voto popular. A pesar de las recomendaciones emitidas desde 1993 para llevar a cabo acciones afirmativas para promover la participación de las mujeres en la vida política; la modificación al entonces Código Federal de Instrumentos y Procedimientos Electorales (COFIPE) de 1996, en que se sugería la promoción de la participación de las mujeres en la vida política del país, a través de la modificación de los estatutos de los partidos políticos para que las candidaturas a Diputados y Senadores no excedieran al 70% para un mismo género; la verdadera inclusión comenzó en 2002, cuando se realizó la modificación del COFIPE para hacer obligatorio a los partidos políticos el respetar la proporción de 70 30 % de candidaturas para ambos sexos en los comicios federales, surgiendo las obligación de las “cuotas de género”; hasta llegar a la Reforma Constitucional Política Electoral de 2013 2014 donde se asentaron las bases par a la paridad total de género en las candidaturas.
Bajo el lema de “si llega una, llegamos todas” se dieron las acciones afirmativas que pasaron de la ley a las modificaciones reglamentarias necesarias para la participación de las mujeres en la política impulsadas por grandes mujeres como María de los Ángeles Moreno, Beatriz Paredes, Patricia Mercado, Amalia García, Ivonne Ortega, Claudia Corichi, Margarita Zavala, Dulce María Sauri, María Elena Orantes, Mariana Gómez del Campo, Diva Gastélum, por mencionar a algunas de las muchas luchadoras feministas. Gracias a la solidaridad de las mujeres, y a la socialización de estas acciones positivas, más mujeres comenzaron a ocupar puestos de verdadera relevancia en el país, no sólo al postularse como candidatas a elección popular, sino también al ser incluidas en los gabinetes federal, estatales y municipales como titulares en las dependencias e instituciones fundamentales de México.
Esta inclusión de las mujeres en la vida política nos permite entender hoy,, que las dos aspirantes que las dos aspirantes de las alianzas más sólidas en el país a aspirar a la Presidencia de la de las alianzas más sólidas en el país a aspirar a la Presidencia de la República sean precisamente sean precisamente mujeres.A la par de la lucha de las mujeres por espacios en la vida pública y política del país se abrió el debate a la modificación de la narrativa de las mujeres hacia las mismas mujeres. En el viejo paradigma de que «no hay peor enemiga de una mujer que otra mujer» las críticas, denostaciones y calumnias que destrozaban a las mujeres en la competencia por sobresalir y quitar del paso a quién se atravesara para ocupar los pocos espacios públicos disponibles, pro venían precisamente desde otra mujer. En el cambio de paradigma las mujeres hemos aprendido grandes lecciones, como que el acompañamiento, la solidaridad y la confianza nos llevan a alcanzar los objetivos que nos trazamos como género, dando paso al más grande compromiso entre las mismas mujeres, la sororidad.
Hoy no podríamos entender la lucha de una mujer por las causas que la mueven sin sororidad.
Y es precisamente el principio de sororidad el principal reto que tendrán las campañas electorales en México del próximo año. Si los términos del debate electoral presidencial se centran en la misma fórmula de las ultimas 5 elecciones, es decir, el contraste de ideas, propuestas y personalidades, basado en que un contraste no es otra cosa más que un ataque , bajo el principio de sororidad, ¿Cómo se planteará ahora el contraste? La sororidad terminará siendo la manzana envenenada que matará a la primera aspirante que caiga en la tentación de atacar a su oponente para destrozarla La sororidad será una mordaza , pero a la par podrá ser el antídoto que cambiará de manera radical la forma de hacer comunicación política en una campaña electoral.
La sororidad llevará a los profesionales de la comunicación política a repensar el discurso de las candidatas. El ataque personal, la violencia verbal, la generación de “fake news”, el ridiculizar, la polarización y las descalificaciones son las herramientas que en años anteriores generaban el morbo para la discusión “de café y sobremesa” de las candidaturas, ahora estarán en desuso. Por fin tendremos campañas basadas en propuestas y visiones de largo plazo para México. Esta es la oportunidad de oro para construir una nueva narrativa social. En lugar de generar ira, frustración, polarización y radicalización; se puede generar otro tipo de emociones que algún día nos haga converger a todos en una comunidad.
La pregunta será, ¿la ciudadanía esta lista para distinguir la mejor opción a gobernar a través del debate de las ideas, las propuestas y visiones de país? La clave radicar á en la creatividad e innovación de las campañas, en donde el gremio de la comunicación política y las propias candidatas tienen la oportunidad de revolucionar la narrativa a través de la feminización de la política.
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