Por Katie Harbath
@Katieharbat

Para los consultores, desconectarse de las constantes demandas y la conectividad de sus clientes puede parecer inimaginable. Nuestro sector prospera gracias a estar siempre conectado: monitoreando los ciclos de noticias, gestionando crisis y siempre un paso por delante. Pero ¿y si les dijera que desconectarse podría ser la clave para alcanzar mayor creatividad, claridad y productividad?
Al principio no lo creí ni yo mismo.
Durante años, me resistí a la idea de tomarme un tiempo libre para trabajar en algo significativo, pero sin relación con los plazos de entrega de los clientes. La idea de dedicar dos semanas a escribir mi libro —sin reuniones, notificaciones ni el ajetreo habitual— me parecía, bueno, un poco indulgente.
Pero la necesidad de tiempo real e ininterrumpido se hizo evidente. Finalmente me animé y reservé una residencia creativa de dos semanas con Kate Hill en el Relais de Camont de Gascuña, Francia. Esta decisión cambió mi perspectiva sobre mi trabajo, mi creatividad y mi propósito.
La experiencia: un cambio de perspectiva
Llegué al Relais de Camont, una casa de campo del siglo XVIII enclavada en la tranquila campiña francesa, para terminar el primer borrador de mi libro sobre el impacto de la tecnología en la política en las últimas dos décadas. Inmediatamente, el cambio de aires me trajo una sensación de calma. No había notificaciones, ni llamadas de Zoom consecutivas, ni alertas de noticias de última hora; solo el canto de los pájaros, el crepitar de una chimenea y un espacio ininterrumpido para crear.
Relacionado
Mis días encontraron un ritmo: empezaba preparando café y encendiendo una fogata, escribiendo de tres a cuatro horas por la mañana y luego hacía una pausa para almorzar. Por las tardes paseaba junto a un canal junto a la granja, dejando que mi mente vagara y mis pensamientos respiraran. Al anochecer, volvía a la mesa de la cocina, con las palabras fluyendo con más libertad que en años.
Escribí 30.000 palabras en seis días, más de lo que había logrado en el último año. Encontré concentración, creatividad y claridad sin el ruido de la conexión constante. Y lo más importante, reconecté con el motivo inicial por el que estaba escribiendo el libro.
Cómo desconectarse impulsa la creatividad y el propósito
Una de las lecciones más profundas que aprendí fue la importancia de dejar espacio para las ideas. Los estudios demuestran que el 72 % de nosotros encontramos inspiración en momentos inesperados, cuando no estamos intentando resolver un problema activamente. Sin embargo, la presión de ser siempre productivos puede sofocar estos momentos de creatividad.
Al desconectarme, me permití pensar sin restricciones. El ambiente relajado permitió que las ideas fluyeran con naturalidad, y la rutina me proporcionó una estructura liberadora, no limitante. No se trataba solo de escribir, sino de redescubrir mi propósito y mi pasión por contar historias.
Esto no fue solo un descanso, sino una inversión en mi creatividad y crecimiento profesional. Al regresar al trabajo, me sentí renovado; no solo descansado, sino con energías renovadas y listo para afrontar los retos con una nueva perspectiva.

Cómo los consultores pueden incorporar este enfoque
Pasar dos semanas en la campiña francesa no es viable para todos, pero los principios se pueden adaptar a cualquier estilo de vida y presupuesto. Aquí hay algunas maneras prácticas en que los consultores pueden incorporar tiempo libre intencional para impulsar la creatividad y el propósito:
- Miniretiros: Reserva uno o dos días cada trimestre para centrarte en el pensamiento estratégico o la resolución creativa de problemas. Podría ser en un centro de retiro local, en una cabaña alquilada o incluso en una habitación tranquila de casa con los dispositivos apagados.
- Días de Desintoxicación Digital: Programa días de desconexión para desconectarte de los dispositivos digitales. Este descanso de las notificaciones y las noticias te ayuda a recargar tu energía mental.
- Bloques de trabajo creativo profundo: Dedica bloques de tiempo ininterrumpidos, semanales o mensuales, a proyectos creativos. Usa herramientas como la Técnica Pomodoro o el bloqueo de tiempo para proteger este espacio.
- Cambio de escenario: Incluso un cambio de ubicación, como trabajar desde una cafetería, un parque o un espacio de coworking puede refrescar tu perspectiva y despertar la creatividad.
- Paseos o descansos reflexivos: incorpore paseos diarios o tiempos de inactividad que permitan la reflexión y la ensoñación: actividades que han demostrado estimular el pensamiento creativo.
Reflexiones finales: una lección sobre el permiso
Una de las lecciones más importantes de mi retiro fue darme cuenta de que está bien tomarse un respiro. En la consultoría, donde la urgencia es un hecho, tomarse un descanso puede parecer arriesgado, incluso irresponsable. Pero, en realidad, es la clave para la creatividad sostenible y el éxito a largo plazo.
Mi tiempo en Relais de Camont me ayudó a terminar el primer borrador de mi libro, pero me brindó algo más valioso: un renovado sentido de propósito y claridad sobre el trabajo en el que quería centrarme. Me enseñó que alejarse no significa perder impulso, sino recuperarlo.
Si eres un consultor atrapado en el ciclo de estar siempre «conectado», considera esto como tu permiso para desconectar. El trabajo seguirá ahí cuando regreses, pero volverás con energía, creatividad y propósito.
Más historias
ESPECIAL ELECCIÓN JUDICIAL: Campañas judiciales: un circo sin espectadores para llegar al Poder Judicial
CRISIS DE REPUTACIÓN
LA CAMPAÑA 2025 DE DANIEL NOBOA