Por Kevin Martínez
El primer ministro de Moldavia, Dorin Recean, advirtió sobre una presunta campaña de influencia rusa de carácter multimillonario que busca modificar el rumbo proeuropeo del país y controlar el poder político de cara a las elecciones parlamentarias previstas para este domingo. Según Recean, esta intervención incluiría financiamiento ilícito a partidos opositores, ciberataques a infraestructuras estatales y campañas digitales dirigidas a manipular la opinión pública.
El gobierno moldavo sustenta estas denuncias en pruebas como escuchas telefónicas y rastreo de flujos financieros provenientes de Rusia. Asimismo, destaca la ausencia de alternativas sólidas frente al Partido de Acción y Solidaridad (PAS), que actualmente encabeza el proyecto de integración europea del país y mantiene la mayoría parlamentaria. Este contexto se inscribe en el deterioro de las relaciones con Moscú tras la solicitud de adhesión de Moldavia a la Unión Europea, luego de la invasión rusa a Ucrania en 2022.
La tensión política se ha reflejado en protestas organizadas por el Bloque Electoral Patriótico (BEP), vinculado a intereses prorrusos. Durante las movilizaciones en Chisináu, los manifestantes exigieron un cambio de orientación en la política exterior y criticaron al gobierno y a la presidenta Maia Sandu. Por su parte, Nichita Romenschi, candidato opositor, abogó por una postura neutral que combine la coexistencia con la UE y Rusia, enfatizando la defensa del interés nacional.

El escenario previo a los comicios también se ha visto marcado por la intervención de la policía moldava, que realizó 250 redadas y detuvo a 74 personas vinculadas a intentos de desestabilización y disturbios, presuntamente coordinados desde Rusia. Victor Furtuna, jefe de la Oficina para el Combate al Crimen Organizado y Casos Especiales, explicó que algunos de los detenidos habían recibido presunta instrucción en Serbia bajo la apariencia de viajes religiosos, pero con fines logísticos para alterar la estabilidad nacional.
En el plano internacional, la presencia de enviados de la Unión Europea en la campaña ha generado críticas de legisladores prorrusos, mientras que la presidenta Maia Sandu enfatizó que Moscú estaría invirtiendo “cientos de millones de euros” para influir en el resultado electoral. La atención global se centra en el proceso electoral, dado que su desenlace definirá no solo la composición parlamentaria, sino también la dirección estratégica del país, históricamente ubicado entre la influencia europea y rusa.
El gobierno moldavo ha reforzado medidas de control financiero y cibernético para garantizar la transparencia y seguridad del proceso electoral, mientras la sociedad debate el futuro del país en un contexto de alta tensión geopolítica y presión internacional.
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