Sinaloense de nacimiento, Roy es sin duda alguna el único consultor “rock star” de este país. Con más de 612 mil seguidores en tuiter, pocos hay en la calle que no le reconozcan. Le ha ayudado su aparición constante en medios, sí, pero también el acierto puntual en su trabajo como encuestador a lo largo de 20 años. Así, es común ver como se le acercan para saludarlo y tomarse fotos con él en cualquier lugar donde se pare, tan común como el encontrar campañas a favor o en contra de su trabajo convertidas en trending topic dentro de las redes sociales, sobre todo cuando en alguna parte del país existe una campaña electoral.
Entrevista publicada en enero 2014 en CE en Español
El tráfico vehicular es terrible ese día en la ciudad de México. Aun así, a la cita llegamos puntuales entrevistador y entrevistado. Roy Campos -el entrevistado- viste impecable. Nos recibe en su oficina de la colonia Nápoles y se dice listo para iniciar la sesión de fotografías. Mientras eso ocurre, en medio de los flashes que de tan fuertes hacen cerrar los ojos, el que sin duda es el encuestador más famoso de México escarba un poco en su disco duro mental y regresa al año de 1995. Específicamente al 11 de febrero de aquel año en que era director de encuestas del INEGI (Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática) y este país era gobernado por un recién estrenado Ernesto Zedillo Ponce:
“El inicio de Consulta Mitofsky es un tanto extraño. En ocasiones lo defino impropiamente como el producto del ocio y de la ignorancia, ya que la idea de la empresa nace en un viaje a Francia en donde yo no tenía nada que hacer, esperaba a mi esposa (tenía como 5 horas libres) y veía la televisión en francés. Yo no hablo nada de ese idioma pero en ese rato de ocio, tuve la idea de la empresa y fue ahí donde empecé a bosquejar hasta con quien podía asociarme. Por esa razón digo que fue producto del ocio y de la ignorancia, lo anterior en un sentido más burlesco del cómo nació. Ya una vez en México, busqué a los que fueron mis socios, incluso uno de ellos todavía lo es. Los tres que integramos la empresa en un principio habíamos trabajado en el INEGI, Marcelo Ortega, que era jefe de departamento; Juan Carlos Cervantes que era subdirector, mientras yo era el director. Lo que hicimos en un principio, ya que no teníamos ingresos, fue que uno por uno se fue saliendo de INEGI. Cuando nacimos como empresa teníamos dos trabajos, y fue hasta finales del 96 cuando hubo ya un flujo de ingresos que nos permitió pagar sueldos, contratar secretaria y tener una computadora. Un trabajo grande nos hizo dejar de rentar el departamento de la colonia Condesa y ubicarnos donde actualmente estamos, en la colonia Nápoles.
C&E. ¿Por qué adoptaron el nombre de Mitofsky?
RC. Por Warren Mitofsky –quien murió en septiembre del 2006–. Él fue el creador de lo que llaman hoy “encuestas de salida” o “exit poll”, a él se le ocurrieron; dijo, para qué estar preguntando a la gente antes de votar, si podemos preguntar inmediatamente después de votar. Si se le pregunta antes de votar, estamos tratando de inventar quién de ellos va a votar, los “liker voters” que les llaman, y podemos tener muchísimas fallas que se ahorran si les preguntamos saliendo de votar. Esa sola invención que el traía generó la industria de las encuestas de salida y después derivaron en “conteo rápido”. En honor a él, ROY que además fue mi amigo, es que la empresa se llama “Consulta Mitofsky”.
C&E. ¿Cómo es tu forma de trabajar?
RC. Uno de mis socios murió, Juan Carlos Cervantes, yo soy de Culiacán, Sinaloa, otro de Amatlán, y otro de Obregón, pero aquí nos conocimos, aquí hicimos migas, aquí trabajábamos juntos para el INEGI, además que los tres nos complementamos. En mi caso yo soy Matemático con Maestría en Estadística; Juan Carlos Cervantes era Economista; y Marcelo Ortega estudio Ciencias Políticas; todos de la UNAM. Mi formación original es como Actuario pero también terminé la carrera de Matemáticas, con una Maestría en Estadística, otra en Actuaría e Investigación de Operaciones, en otras palabras, puros números.
C&E: ¿Cómo y de qué manera ha evolucionado tu trabajo como encuestador de 1995 a la fecha?
RC. Hemos evolucionado impresionantemente, antes éramos como muy caseros y dependía mucho de trabajo nuestro, yo trabajaba arrastrando el lápiz, yo mismo hacia los cuestionarios, me aventaba capacitaciones de 8 horas, parado en el estrado platicando con la gente, hacia simulaciones, les explicaba cómo encuestar, cómo vencer el rechazo de la gente, después las grabamos y pasamos grabaciones. Antes teníamos la oficina de campo en el mismo lugar, hoy no, pero degrada la oficina de investigación, ya que de repente era mucho relajo porque era mucha gente. Hoy mi campo está separado de la investigación. De esta forma los que trabajan investigación, se dedican todo el día a diseñar, analizar y escribir reportes. Sin embargo, algunas cosas no han cambiado, como por ejemplo, no hay reporte que salga de la empresa sin que yo lo vea. Antes no usaba internet, no existían los celulares, todo ha ido evolucionando y nos hemos ido adaptando a las nuevas tecnologías. Los competidores generan nuevos retos, lo cual es positivo. La consultoría política solamente requería encuestas para saber quién iba ganando, hoy al consultor inteligente lo que menos le importa es saber quién va arriba en la encuesta, lo que importa es encontrar segmentos de población, discursos, mensajes y estrategias. Hoy la estrategia política también ha evolucionado, hay grandes consultores y hay muchos que vienen que seguramente serán grandes. Y se ve que también habrá una evolución, la tecnología ha hecho que este campo también evolucione.
C&E. En esta evolución ¿también el votante ha evolucionado?
RC. Sí, y mira, nacimos en 1995, pero desde el INEGI participé en México en la encuesta de salida para la primera alternancia en México que fue en el estado de Baja California en 1989. Desde entonces he participado en todas las elecciones de gobernador del 89 a la fecha. Este proceso electoral lo he medido 5 veces en encuestas de salida, entonces tengo una evolución sobre el comportamiento del votante. Los ciudadanos en México están acostumbrados a la alternancia; en 1995 el PRI llevaba 65 años de poder sin que soñara que lo iban a sacar, hoy ya regresó cuidándose que en el 2018 no lo vayan a volver a sacar, es decir el ciudadano ya entiende que puede votar y por otro lado, que le puede ir bien o le puede ir mal con cualquiera. No hay miedo de que gane otro partido, “En la siguiente elección lo sacamos y ya”. El votante se ha hecho más pragmático, más participativo, en el 2012 la caída de la participación se revirtió y se incrementó, parecía que iba para abajo, desde el 2009 subió y en el 2012 volvió a subir. Creo que la gente está participando más.
C&E. Hoy pocos son los que no te reconocen en la calle. Algo poco común para un consultor. ¿cuándo comienza tu participación en medios de comunicación?
RC. Inicia mi participación en medios hasta 1997. Podríamos hablar así del nacimiento de la industria de la encuestas en México, que es un evento “traumático”. Cuando hablamos del nacimiento de la industria de la encuestas en México, para muchos es una tragedia, para otros es un evento traumático porque es la caída del sistema en el 88 cuando oficialmente Salinas ganó por 15 puntos y la gente dice que hubo fraude. Pero ¿por qué dicen que hubo fraude? Porque no había ninguna encuesta previa. ¿Te imaginas que hubieran existido 15 encuestas previas, en donde las 15 dijeran: “gana por 25 puntos, por 30, por 10 puntos? De ser así, cuando gana por 15 hubieran dicho “Pues no ganó por tanto” como ocurrió en el 2012, o ganó por más o hubo fraude, o lo que sea, pero no hubieran duda- do de su triunfo. O al revés, si las encuestas hubieran dicho que Cuauhtémoc Cárdenas va ganando o está empatado no hubieran creído este resultado, es decir, el problema es que no hubo encuestas de salida, ni conteos rápidos, ni encuestas previas, y entonces a partir de 1989 se empiezan a desarrollar las mediciones como una necesidad política. Fue en ese año que hago la primera encuesta de salida y de ahí todas. De manera que en la siguiente elección presidencial en 1994, Zedillo gana por los mismos puntos que Salinas y ¿alguien alega fraude de ahí? Hubo trece conteos rápidos esa ocasión. Hubo encuestas previas, encuestas de salida y 13 conteos rápidos y entonces podían diferir por 14 o 16 puntos pero nadie alega fraude, entonces el nacimiento de las encuestas de opinión y de salida permitió llegar a una normalidad democrática en 1994. Entre 1994 y 1997 le entran los medios porque entienden que hay un interés y empiezan a publicarse encuestas en algunas publicaciones como la revista “Voz y Voto”, “Reforma” y “La Jornada”. Ya empiezan en los medios electrónicos cuando Televisa y Tv Azteca miden el impacto de los “exit poll”, de las encuestas, de que la gente está pendiente y entienden que ahí está un elemento de comunicación poderoso. De esta forma, mi primera incursión en los medios fue en 1997 con la elección donde Cuauhtémoc Cárdenas gana la Jefatura de Gobierno en el Distrito Federal y en donde el PRI pierde la mayoría en el congreso por primera vez. Hago una encuesta de salida para Televisa el 6 de julio de 1997 y esa fue mi primera incursión en los medios, es cuando el PRI pierde Nuevo León, Querétaro, León, Distrito Federal, el Congreso y eso lo recuerdo muy bien, para nosotros era una gran impresión ver salir a la gente contenta. En el DF la gente estaba festejando el triunfo de Cuauhtémoc Cárdenas. Cuando yo salía de Televisa por la calle de Rio de la Loza, veía a la gente pasar festejando, se dirigían al Zócalo a festejar y no se habían contado los votos. Festejaban sólo porque habíamos salido en televisión mencionando el resultado de las encuestas en donde había ganado Cuauhtémoc Cárdenas, aun no era oficial con los votos reales. A las 6 de la tarde hora del DF dijimos: “ganó Cuauhtémoc Cárdenas” y entonces festejaron.
Regresando un poco, al por qué aparecí en los medios, yo recuerdo que el comentarista principal de Televisa en ese momento era Jacobo Zabludovsky y él manejaba todo. Había un gran centro de noticias donde estábamos todos. Para Televisa también esto era nuevo, un “Exit Poll”, y en cierto momento en la noche se para Jacobo Zabludovsky y le dice a su gente: “traigan a Warren Mitofsky a que explique a la gente qué es un “Exit Poll”, de qué se trata” y así es; Llega el momento del programa y Jacopbo dice: “ Warren, please sit down”; y entonces antes de entrar al aire le pregunta “¿pero, si habla español, verdad?. Y Warren no hablaba nada de español. Nada. Lo único que sabía decir era: “Una cerveza” en español. Era una persona muy simpática, pero no hablaba español. Entonces estaba ahí sentado para entrevistarlo y no manejaba el idioma; de por sí va a explicar que es un Exit Poll y lo va a explicar en inglés, entonces voltea conmigo Jacobo y me dice “¿Tú podrías explicarlo?” y entonces nos sentamos Warren Mitofsky y yo, Él explica y yo semi traduzco y esa vez fue la primera que empecé a trabajar en medios. Ya para el 97 y el 2000 empecé a aparecer más en cada elección dando a conocer los resultados. Al principio con Jacobo Zabludovsky, luego con Guillermo Ortega y ya para el 2000 en la última etapa del sexenio con Joaquín López Dóriga.
C&E. Detractores quizá del trabajo de medición, hay quienes se preguntan qué tanto han contribuido las encuestas a la democracia de este país ¿para ti, qué tanto ha sido?
RC. 71 años de poder del PRI se acabaron con encuestas. Cuando dicen que si las en- cuestas han contribuido a la democracia, yo sólo quiero decir que en 2002 la revisión del padrón electoral se hizo con encuestas y la encuesta decía que había cobertura y el padrón cubría. Viene la elección de aquel entonces y a las 8 de la noche que es la hora que se podía hablar ya de resultados de mediciones, las encuestadoras salen y dicen “gana Fox” y no hay ninguna revolución. Sale Zedillo y reconoce la derrota y aún no se habían contado los votos. Luego sale Cárdenas y por último sale Labastida a reconocer que ya había ganado Fox cuando no se habían contado los votos. O sea, es tal la credibilidad en las encuestas que estos actores con base en ellas aceptan la derrota. Y 71 años del PRI se acaban con encuestas. Me refiero al método, que ya se había generalizado que cada político tenía la suya y coincidían. Las encuestas marcaron el fin del PRI en el gobierno.
C&E. ¿Qué pasa con las encuestas en el 2012, por qué esa caída estrepitosa en la credibilidad y en muchos casos resultados tan distintos?
RC. El papel de las encuestas del 2000 al 2012 estuvo muy bien, tan bien que cada tres meses presentábamos la evaluación de Vicente Fox en televisión y luego en los últimos tres años presentábamos cómo iba la carrera rumbo a la presidencia donde López Obrador iba claramente arriba durante mu- cho tiempo. Entonces las encuestas reflejaron la popularidad de López Obrador, la subida que tuvo cuando lo intentaron desaforar. Se registró tan bien todo que había una alta credibilidad, tan alta credibilidad que todos se lanzaron contra López Obrador, ¿por qué se lanzaron contra López Obrador? por que le creían a las encuestas y lo veían hasta arriba. Cuando le creyeron todos a las encuestas muchos se asustaron y dijeron que era “un peligro para México”. Viene la elección de la campaña que duró 60 días y en ese lapso, los primeros 40, nadie le toca un pelo a López Obrador. Tan es así que Felipe Calderón cambia su estrategia: “Manos limpias, Pasión por México”, por “Un peligro para México” es decir, le pega porque las encuestas tenían una credibilidad alta. López Obrador, cuando reacciona es después del primer debate, porque le va mal por no haber ido y esa es una historia que todos tendrán que contar, tal vez por no haber reaccionado, porque no fue, no explicó y no justificó el por qué no asistió. Todos iban tomando estrategias con base en las encuestas. Viene el día de la elección y ese día las encuestas realmente no determinan quien ganó, yo recuerdo que no pude determinar quien ganaba, estaba tan cerrado que no pude y eso lo dije en un medio al que acusaban de estar contra López Obrador. Yo nunca declaré ganador a Calderón porque mis encuestas previas me decían que va tres puntos adelante López Obrador. El día de la elección no supe quién ganó de lo cerrado que venía, fue tan cerrada que el ganador lo supimos hasta el 5 de septiembre cuando el tribunal lo declara ganador. Antes no supimos. Hasta el voto por voto.
En el 2012, el camino hasta ese año también estuvo lleno de credibilidad, digamos hasta finales del 2011 que Peña Nieto tomo mucha ventaja. El que llevaba mucha ventaja en las encuestas en el PRD, López Obrador, termina imponiéndose a Marcelo Ebrard, y eso siempre lo reporté. La que iba adelante como candidata del PAN era Josefina Vázquez Mota y siempre fue adelante y terminó siendo la candidata. Es decir, los candidatos siempre fueron mostrados arriba dentro de sus partidos y al final se impuso la lógica. El problema empezó, no sé en qué momento del 2012, faltando poco para la elección. Para los encuestadores no fue ningún escándalo, recordemos el 2000, en la mayoría de las en- cuestas daban como ganador a Labastida. La gran mayoría lo hizo. Hasta hubo un anuncio de spot que decía “De 37 encuestas, 36 ganamos nosotros”. Las últimas encuestas decían que ganaba por un punto, perdió por siete, ¿se equivocaron las encuestas? Pues sí, se equivocaron las encuestas por ocho puntos y ¿le atinaron al ganador? No. ¿Es lógico? Pues sí es lógico, porque las encuestas miden a toda la población y los votantes son dos terceras partes o menos de la población, son distintos. Tenemos que hacer ejercicios para verificar, lo hace el que quiere contestar, pero en México la ley no permite hacer eso. Si se encuestas 100 se tiene que reportar lo que contestan los 100.
Entonces en el 2000 no nos fue bien, ¿y por qué nadie se quejó?, ¿por qué nadie fue al tribunal? Porque resulta que el que podía quejarse, al que le echaron las encuestas en contra todo el tiempo terminó ganando.
Viene el 2006, desde años antes las en- cuestas mostraban a López Obrador adelante. Viene la elección, se equivocan las encuestas por 8 puntos, ¿le atinan al ganador? No; ¿las encuestas son buenas? No; ¿Por qué? Por el mismo fenómeno y ¿Por qué nadie impugna?, Porque el que venía con las encuestas en contra termina ganando, en este caso Felipe Calderón.
Viene el 2012, las encuestas terminan diciendo que Peña Nieto gana por 15. Termina ganando por 7, ¿cuál fue el problema? Se equivocaron por 8 puntos, ¿Le atinaron al ganador? Sí, por fin y ¿por qué le atinaron al ganador?, porque era muy amplia la venta- ja, entonces como era muy amplia la ventaja alcanzó ese margen de 8 puntos para determinar al ganador. Ahora sí, el que pierde al impugnar la elección dice: “Las encuestas operaron en nuestra contra” y entonces su grupo de seguidores critican a las encuesta- doras y las encuestadoras y los clientes saben qué pasa en realidad: que el que necesita una encuesta sigue contratándola; necesita hacer estrategia con Información y eso se hace con encuestas”. Te pongo el símil de los aviones, el día que se cae un avión de repente cede el miedo a volar en avión, pero cuando tú tienes que viajar, tomas el avión, porque sigue siendo el medio más seguro y más rápido. El método más rápido y más aproximado de saber cómo va una elección son las encuestas.
Sí sabemos que tenemos que modificar algunas cosas, ¿qué tenemos que modificar? la forma de comunicar. En términos estadísticos, en métodos técnicos, México está a la vanguardia, tenemos que modificar algo de las leyes y no para restringir más, sino para permitir más investigación, permitir más creatividad del encuestador. Ahorita no se permiten hacer modelos, no te permiten hacer proyección, ya que ahora se tiene que reportar exactamente lo que contestaron y si le mueves te acusan de que “cuchareas”. En Estados Unidos y en otros lugares del mundo no hay tanta restricción metodológica y restricción legal; el encuestador se compromete, hace proyección y la publica y se está comprometiendo. Aquí no. Tenemos que entregarle a la autoridad electoral los datos que recogimos y tienen que coincidir con los publicados y así no hay forma de modelar.
C&E. ¿Cuál sería la diferencia con las encuestadoras de otros países, por ejemplo Estados Unidos?
RC. En Estados Unidos el mercado es distinto, ahí hay encuestadores de medios y encuestadores de partidos y los encuestadores de partidos se ponen una D o una R para decir “trabajo para Demócratas o trabajo para republicanos y los consultores por lo general son republicanos o demócratas, pero luego ocurre que a algún republicano lo corren y termina siendo muy atractivo para los demócratas.
C&E. ¿Cuál es el futuro y el reto de las en- cuestas en México?
RC. Modificar la forma de comunicar y aprender a hacer modelos que es lo que hacen en otros lados del mundo, modelos de proyección de resultados, pero para poder publicar modelos requerimos una legislación más laxa porque ese modelo no va estar amparado en ningún cuestionario, va estar amparado en modelo matemático, entonces así no me van a poder venir y decir: dime dónde están los que te contestaron para que te salga esto. No, me pudieron constar otra cosa, aquí están lo que me contestaron pero en el modelo sale otra cosa, que es lo que se hace en Estados Unidos. Ahí las encuestas son por internet, por celular y nadie te dice “guarda los cuestionarios por si quiero irlos a revisar, entrégame la base de datos”. Aquí hay que guardarla durante meses, con los cuestionarios archivados, etiquetados. El IFE es el único que la puede solicitar, o bueno el INE dentro de poco tiempo.
C&E. ¿Esta última elección unió más a los encuestadores?
RC. Los encuestadores nunca hemos estado desunidos, somos realmente competencia pero sí trabajamos como gremio, es decir sí interactuamos, sí nos reunimos a compartir preguntas, sí nos hablamos por teléfono cuando tenemos duda de algún resultado, por ejemplo si veo que algún colega publica algo que a mí se me hace raro, le llamo para preguntarle, ¿cuándo lo levantaste?, ¿cómo hiciste la pregunta?, ¿en qué lugar? porque siempre estamos tratando de entender a la opinión pública, entonces estamos leyendo todas las encuestas que se publican.
C&E. ¿Cómo es la relación encuestadora- gobierno, encuestadora–partido?
RC. El que te contrata siempre te contrata esperando buenas noticias, entonces la relación se vuelve complicada porque si sólo nos contrataran para eso, terminarían sin contratarnos, por eso tienen asesores y como nosotros traemos las noticias de afuera de su oficina, normalmente las noticias no son tan buenas como las que ellos esperan. Imagínate darle a un gobernador o a un candidato que la primera palabra que les viene a la mente cuando escuchan su nombre es “corrupción”, entonces el gobernante se enoja: “¿Cómo corrupción?, si aquí hemos estado apoyando la transparencia y el empleo que hemos generado”. Yo puedo estar de acuerdo contigo pero la gente no, entonces no me estés echando la bronca a mí. Entonces la relación se torna complicada, ellos siempre tratan de presionarte pero cuando aprendes a no dejarte presionar, entonces ya pasas a otro nivel porque ya te buscan porque quieren la verdad. Saben que se van a enojar pero los datos serán verdaderos.
C&E. ¿Ya con los datos, hacen estrategia?
RC. No, fíjate que ese es uno de los principios de nuestra empresa. Yo soy de los que creen que el investigador y el estratega deben de ser distintos. El estratega que hace investigación te dice: “yo necesito datos creíbles para hacer mi estrategia y en el que más creo es en mí mismo” ese puede ser su argumento. Para nosotros no, para nosotros el investigador tiene que estar ajeno totalmente a la estrategia para no estar influido y decir: “voy a ver cómo sale bien con una pregunta para que la estrategia que yo diseñe y no me regañe mi cliente”. No, nosotros medimos la estrategia y hay veces que hacemos quedar mal al estratega y pues ni modo, en ocasiones hay que corregir y creo que así debe ser.
C&E. ¿Qué recomiendas a las nuevas generaciones?
RC. Primero en ser investigador, no encuestador. Investigador para que se puedan aplicar todos los métodos. El ser investigador no es una profesión, es un oficio y como todo oficio no se aprende en la escuela, se aprende en la práctica. Si me quiero dedicar a ser investigador, tengo que prepararme en algunas cosas, tengo que saber estadística, la mayoría de los investigadores en México no sabe estadística, saben hacer barritas, saben hacer porcentajes, pero no saben que hay estimadores de razón, de proporción. Tienen que saber sociología, teorías de la población, teoría social y sobre todo tiene que leer mucho sobre opinión pública, entender cómo funciona la opinión pública y no ser como el ciudadano normal y digo normal no porque sean malos, sino como el ciudadano natural que dice: “No te creo que aprueben al presiden- te porque todos mis amigos lo desaprueban, o todos los que fueron a mi fiesta de cumpleaños votan por este partido, así que no te creo que vaya ganando el otro partido”, pues no, y eso es muy común en México, porqué tendríamos que asignarle a nuestro entorno el valor de una encuesta, cuando nuestro entorno es gente similar a nosotros, del mismo nivel económico, nivel cultural y de forma de pensar y creemos que esto es más valioso que el resto del país o de una encuesta. Cuando uno empieza a entender a la opinión pública entonces se quiere investigarla y a creerle a lo que salga, pero tienes que hacerlo con mecanismos para entender a la estadística y entender a la sociología como forma de preguntar, forma de investigar. ¿Qué recomendaría? Que aprendan estadística, sociología y que hagan mucha investigación, por que se aprende haciéndola, no se aprende en libros. Un maestro hace ya algunos años decía una frase que ahora yo repito: Las encuestas son como el sexo, la teoría es muy aburrida.
Y tras la frase, las risas. El tiempo ha transcurrido. El tráfico ha bajado un poco y a Roy Campos, quien ahora radica en Aguascalientes, lo espera en la puerta quien ha de acompañarlo a todavía una reunión más de trabajo. Cuando sube a su camioneta y esta avanza sobre la calle de la Nápoles, alguien de un auto contiguo le reconoce y le saluda extendiendo la palma de la mano. Roy Campos le corresponde y le saluda. Es, como decíamos un “rock star” de la consultoría. Sin duda alguna, el encuestador más conocido del país. C&E
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